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poquetacosa

La visa® oro Banesto, y la madre que los parió a todos.

La visa® oro Banesto, y la madre que los parió a todos.

Aviso que hoy vengo calentito y voy a ser malhablado. Los espíritus sensibles, políticamente correctos y presuntamente inocentes mejor que no sigan adelante.

Hace algún tiempo, no recuerdo exactamente cuanto, la parienta y yo recibímos por correo sendos sobrecitos con el membrete de Banesto, banco del que somos clientes. Dentro de los sobrecitos ¡Oh sorpresa! una carta muy sentida y muy pelotillera: que si por ser clientes cojonudos, que si patatín, que si patatán, y una visa® oro Banesto. Despues de digerir el almíbar y el glamouroso momento, decidimos que con la pasta que tenemos, nos basta y nos sobra con la tarjeta del cajero y la visa de infantería, que una visa® oro Banesto es algo que no necesitamos. Porque vamos a ver, eso de llegar a Tiffany´s o a Harrod´s, llenar tres carros, o cinco cestitas de diseño de productos innecesarios y carísimos, y tirar de tarjeta dorada al pasar por caja, debe ser la polla en bicicleta; un momento casi orgásmico. Sin embargo, si el trocito de plástico no está respaldado por cinco o seis ceros con un uno (o un número mayor) delante en la cuenta corriente, la cosa no deja de ser mas que un adorno caro para la cartera, que además te cuesta quebraderos de cabeza, malos rollos e insatisfacción. En la cartita, eso sí, nos dicen que para poder usar la tarjeta deberemos activarla antes, que si no la activamos aquí no ha pasado nada, la tarjeta seguirá siendo un trocito de plástico sin más valor que el decorativo y seguimos tan amigos. Y una mierda como un seiscientos, pensamos la parienta y yo que en cuestión de bancos somos como el gato escaldado. Así que hacemos una visita que debería haber sido innecesaria a la sucursal de Banesto en Requena y le decimos a la gente de allí (por cierto, si seguimos siendo clientes de ese banco es por el trato que nos dan en la sucursal, si no, de qué) que no queremos las tarjetas, que las envíen a quien corresponda y que a ser posible, el susodicho o susodicha, se las meta bien metidita por donde no brilla el sol en pago por habernos hecho perder el tiempo. Y así quedó la cosa, o eso creíamos nosotros hasta finales del mes pasado, cuando nos encontramos dos cargos en la cuenta por valor de 25 leuros cada uno, y en concepto de comisión de tarjeta de crédito. La jefa que se va al banco para pedir explicaciones, y tras la comprobación pertinente le comunican que los cincuenta del ala corresponden a la comisión de dos tarjetas visa® oro Banesto. El cabreo fue considerable, pero fue aún mayor cuando tras el asesoramiento de la chica del banco y la llamada correspondiente, se avienen a anular la tarjeta de ella pero no la mía “porque no me encontraba presente para autorizarlo”. De nada sirvió que la empleada de la sucursal hablara con buenos modos con la teleoperadora de Madrid, de que le explicara que las tarjetas nunca habían llegado a ser activadas. Que no, que nones, que verdes las han segado, que la tarjeta la anula el titular o nadie; a pesar de tratarse de una cuenta conjunta, de estar uno de los titulares presente, y de que la del banco se hiciera personalmente responsable de que dicha anulación estaba debidamente autrizada. Total, que me toca llamar personalmente, identificarme poco menos con la papela en la boca, con huellas dactilares y con escaner de retina, y aun así... nones. Eso lo achaco yo, a que la teleoperadora debía ser tonta del culo porque despues de ciscarme en la visa® oro Banesto, en el Misterio del Orient Express y en varias generaciones del hideputa al que se le había ocurrido que yo necesitaba una nueva tarjeta de crédito sin molestarse en consultármelo, seguía, la pánfila, intentando venderme la moto. Total, que al final consigo convencerla (lástima no haber grabado la conversación porque si ha habido alguna vez una conversación de besugos fue esa) y me comunica que en un par de días recibiremos un reintegro por el importe sustraído. Pues bien. Ha pasado un mes y de reintegro nada. De hecho estoy empezando a dudar que dicho reintegro llegue a producirse. Paso de volver a llamar porque si tengo que soportar otra conversación como la que tuve, o corre la sangre o a mí me da un jamacuco del mismo cabreo, que uno ya está entrando en edad de peligro cardiaco.

Y es que lo de los teleoperadores (y que me disculpen los profesionales decentes, si los hay), sobre todo los de televenta: que si servicios de internet, que si tarjetas, que si préstamos que son una ganga, oiga, tiene cojones. Les dices en buen castellano que lo que te ofrecen no te interesa, que de hecho tu opinión no ha cambiado en las veinte últimas llamadas, y ellos como quien oye llover: “¿entonces no le interesa el chollo que le ofrezco?”. Pues no, no me interesa, si llega a interesarme no dude usted que me pondré en contacto con ustedes. “Ah, vale ¿Me permite entonces que le explique las ventajas de nuestro chollazo?... Es que son de piñón fijo. Y esto de la venta telefónica aún lo trago, al fin y al cabo las criaturas tienen que comer y es muy triste no valer para otra cosa, porque supongo que los que valgan durarán poco en el negocio del spam telefónico. Lo que no aguanto es que un Hijo de la Gran Puta meta la mano en mi cuenta bancaria. Eso sí que no. Sin embargo no creo que pueda hablar con él, o con ellos; solo podré ciscarme en las muelas de algún pobre desgraciado que, al fín y al cabo lo único que hace es tratar de ganarse la vida en un trabajo ingrato. Lo que sí tengo es derecho al pataleo e internet es una herramienta cojonuda para eso. Así que a ello voy:

Estimado capullo:

Te imagino en tu despacho con aire acondicionado. Con tu traje caro y tu escritorio de diseño. ¡Venda! ¡Compre! ¡Judith, traigame usted un café y hágame una mamada! Ahí, imponiendo. Con el caracolillo cuidadosamente engominado detrás de la oreja y esa sonrisa de tiburón bancario que te ha hecho famoso en el mundillo y que ensayas cada mañana, justo despues de cascártela en la ducha. Te imagino presentando la campaña de la Visa® oro Banesto. Con sus correspondientes gráficos proyectados en Power Point, sus riesgos, sus estimaciones: “de cada tantos pardillos caerán cuantos”, tal vez alguna salida jocosa (pero no demasiado) para aliviar tensiones. Ese día estuviste glorioso. De verdad. Dejaste a tus superiores (todos de tu misma ralea) impresionados: “Este muchacho vale”, “Llegará lejos”... Vamos, que no te das palmaditas en la espalda porque no llegas. Para vosotros, los que estamos en la base de la pirámide no somos personas, ni siquiera somos clientes; somos meros números cuya única razón de existir es haceros cada vez más ricos.

Pero te equivocas. Colega. Mira, a mis ojos y a los de la mayoría de la gente tú no eres lo que imaginas. Tú eres al mundo real lo que un spammer es a internet: un vulgar mierda al que todo el mundo odia. No solo eso, por meter la mano en mi cuenta bancaria (o propiciar que se le meta mano, me da igual) para cobrarme un servicio que no he solicitado y que incluso he rechazado explícitamente, no eres mejor que el último de los chorizos. Sí, todo es cuestión de grados ¿Verdad? El que roba una gallina es un ladrón, el que roba millones, un genio de las finanzas. Pero eso no es así. Moralmente no eres mas que un puto cuatrero con un traje caro y un buen coche. Un Hijo de la Gran Puta a todos los efectos, vamos. No, amiguete, no tienes un buen coche y un chalet cojonudo porque te lo hayas ganado, sino porque los mierdas de los políticos que tenemos la desgracia de sufrir os hacen el caldo gordo mientras legislan acorralando cada vez más al consumidor, a la base de la pirámide, o simplemente miran hacia otro lado sin olvidarse, eso sí, de poner el cazo mientras vosotros os dedicais a vuestros saqueos.

¿Crees que eso puede durar siempre? Yo creo que no. Con vuestra irresponsabilidad, vuestra cultura del pelotazo y el enriquecimiento rápido estais matando a la gallina de los huevos de oro, mordiendo la mano que os da de comer. Y eso no es bueno, colega. Todo tiene un límite. Solo espero que no tenseis demasiado la cuerda porque si se rompe, no va a ser bueno para nadie. Te haré una confidencia: a veces casi deseo que lleguéis demasiado lejos y que todo os estalle en los morros, por el simple placer de veros a algunos de vosotros bien colgaditos por las pelotas. Recuerda: nosotros somos más. Muchos más.

Sin otro particular, y deseándole a usted que desarrolle un cálculo renal con el tamaño de un garbanzo y la textura de una estrella ninja, reciba un afectuoso saludo.

Poquetacosa.

ACTUALIZACIÓN A 2/9/2007: Aquí , uno diciendo algo parecido pero diciéndolo con más oficio.

7 comentarios

pacome -

estoy contigo en todo.corto conciso claro y alto

Jordan 5 -

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luisele -

Si si. A ver si llega el día en que esos putos y ostentosos ladrones, reciben el rechazo social allá por donde se paseen.
Muy Buen relato. Gracias

chari -

la verdad es q hoy me han dao ganas de llorar resulta que des pues de que cobro tarde, cobro mal, me han desquitado la nomina entera por la puta visa oro, no al cojais ni de coña, es un robo por toda la cara como te excedas lo llevas claro, vamos me han quitado el dinero antes de ingresarme la nomina casi, y encima en mi curro te obligan a tenerla alli eso es legal? porque yo creo q no

felix -

Poquetacosa, creo que te compensa más una caja que un banco. Banesto está mejor para empresas, pero todo lo demás es más caro que en una caja.

Yo (me mi conmigo) -

Pues te iba a decir que me he reido un rato, pero pensando un poco más, la situación no tienen la más minima gracia.
Imagino que cómo yo, estás cansado de oir como las grandes empresas se vanaglorian de los ingentes beneficios en pro de sus accionistas, mandando un mensaje paralelo del que parece no enterarse nadie: "Y al cliente que le follen".
Que mierda de televisión, que mierda de bancos, que mierda de móviles ...

Gerardo -

Joder, qué gratificante ha sido leer esto.

A mí, los de Central Hispano (sí, los del 0% comisiones según su publicidad), pretenden hacerme pagar más de 100 euros de comisiones de mantenimiento que aparecieron "misteriosamente" a partir de que intenté cerrar mi cuenta universitaria (un tipo de cuenta que se supone que tiene ese 0% desde antes de esta nueva propaganda).

Ya estoy hablando con abogados, y pienso escribir sobre ello y hacer campaña. Hijos de perra, putos corsarios de mierda.